21/11/13

Cuando sobran las palabras.

Sus manos estaban separadas por apenas un centímetro, pero eso les parecía una distancia demasiado grande. Quizás por eso, casi a la vez, ambas manos se acercaron y entrelazaron sus dedos. Y como si esta acción hubiera activado algún tipo de mecanismo secreto, ambos giraron la cabeza hacia el otro. En cada uno se dibujaba una sonrisa. No, una no. Dos. Una abajo, en los labios, y otra más arriba, en los ojos, ahí donde las sonrisas no se pueden fingir y son totalmente sinceras. Permanecieron así un tiempo, mirándose el uno al otro, observando esos ojos brillantes que miraban al otro. Así, sin más, durante unos segundos, o minutos, quien sabe, daba igual; el resto del mundo parecía totalmente ajeno, el tiempo no importaba. Y, de repente, sin decir nada, esas miradas se fueron acercando, sus cabezas se juntaron hasta que solo quedaban unos milímetros entre ambos. Y, entonces, los labios de ambos decidieron acortar definitivamente esa distancia y se fundieron en un beso. Suave. Cálido. Lento. Intenso. Un beso en el que decirlo todo. Un beso en el que gritar todos los te amos para los que las palabras se quedan cortas. Un beso en el que, simplemente, callen los labios para que hable el corazón.

13/11/13

De vuelta.

Hacía tiempo que no me pasaba por aquí. No es que me hubiera olvidado de este lugar, a veces lo recordaba, pero por pereza o porque pensaba que no merecía la pena, resulta que al final había ido dejándolo abandonado.
Sin embargo, ahora me ha vuelto a "picar el gusanillo" con el tema, como se suele decir. Me han entrado ganas de volver a aparecer por aquí de vez en cuando, por este pequeño rinconcito en el que cuento las cosas que se me pasan por la cabeza. Este lugar por del que a veces pensaba "menuda tontería, ¿quién va a pasarse por aquí?". Sin embargo parece que siempre hay alguien dispuesto a leer estas cosas y que no parezcas un loco hablando solo. Quizás en gran parte me haya animado a volver gracias a ello. Aunque bueno, también por mí. Porque aunque no haya nadie que lea estas letras siempre habrá alguien que las escriba y, aunque no tangan destinatario, supongo que siempre me ayudaron a reflexionar, a ordenar mis pensamientos y a sacarlos a fuera...y eso en mí es más que complicado.
Así que de momento espero no volver a dejar esto muy abandonado porque, como todo, tendrá su lado bueno, ¿no?