23/3/11

¿Por qué no podemos tenerlo todo bajo control?

Ahora que parece que todo a mi alrededor son elecciones y más elecciones me pregunto cómo saber qué elegir.
Nos equivocamos tantas veces y nos arrepentimos continuamente de nuestras decisiones que, ¿cómo saber cuál es la opción correcta? En temas banales esto puede carecer de importancia, incluso puede que quepa la posibilidad de rectificar, pero cuando te planteas una cuestión verdaderamente importante la cosa cambia.
¿Quién nos dice que vayamos a hacerlo bien esta vez? Cuanto más pensamos en la importancia de la decisión, más temor nos ocasiona.
¿A quién no le da miedo equivocarse sabiendo que ese error puede condicionar toda tu vida? Supongo que a todo el mundo: necesitamos sentir que tenemos la situación bajo control. Pero tampoco podemos hacer nada por evitarlo. No tenemos una máquina del tiempo que nos transporte al futuro y nos haga ver las consecuencias de nuestros actos. De momento tendremos que seguir decidiendo a priori.
Lo único que podemos hacer es confiar en que elegiremos lo mejor. Y sí, puede que luego no sea así, pero siempre podemos pensar que si en un momento lo decidimos así es porque en ese instante nos pareció lo mejor, así que no nos culpemos.
Además, he deducido que vivimos a base de impulsos. Da igual lo seguros que estemos de algo, siempre podemos tener un impulso y cambiar de opinión. Supongo que ,al menos yo, soy muy dada a ello.
Así que tan solo podemos esperar que nuestros impulsos vayan por el buen camino, como cuando elegimos una carta en una baraja o intentamos ganar a "piedra, papel o tijera"...y respecto a eso lo único que se puede hacer es...¡desear SUERTE! ;)

8/3/11

En silencio...como siempre.

Ella estaba cansada de aparentar. Estaba cansada de responder "Nada" cuando le preguntaban qué ocurría. Estaba cansada de continuar. Estaba cansada de aparentar normalidad.
Era un día cualquiera, pero no para ella. Aquel día ya no se sentía con fuerzas, pero solo ella lo sabía.
Como siempre, sus labios habían dibujado una sonrisa...pero nadie se fijo en que sus ojos no los acompañaban. Ayudó sin dudar cuando pudo...aunque en realidad no tenía fuerzas. Abrazó...cuando deseaba que la abrazasen a ella. Escuchó...cuando era ella quien necesitaba ser escuchada.

Permaneció en silencio...aunque se moría de ganas por gritar. Como siempre.

2/3/11

Cantar bajo la...ducha.

Sí, cantar en la ducha. ¿Nadie se ha preguntado por qué cantamos en la ducha? No sé, podríamos cantar al peinarnos, o al hacer la cama...Pero, ¿por qué la ducha?
Probablemente sea la pregunta más tonta que alguien se haya hecho, pero me parece curioso.
Creo que simplemente es porque estamos aislados. Sí, estamos en nuestro mundo, al margen de la realidad. Solo escuchamos el ruido del agua al caer, sentimos lo caliente o lo fría que está...pero de la ducha hacia fuera no nos enteramos de nada.
Será que eso nos hace ser nosotros mismos, sin tener que aparentar delante de nada ni nadie. Nos sentimos a gusto y hacemos lo que nos apetece. Sí, cantas mal, ¿y qué?, al fin y al cabo nadie te oye, solamente tú.
O eso es lo que creemos. Somos como los niños, que se tapan los ojos y piensan que no les ve nadie. Nosotros pensamos que al no escuchar nada el resto tampoco te escucha. Qué ingenuos somos, pero que bonito ser así. Es volver a la niñez por un momento.
Sí, es exactamente eso. Vuelves a ser un niño: estás en tu propio mundo, no te avergüenzas de nada, haces lo que realmente sientes, se te olvidan las preocupaciones...en definitiva: eres feliz.
Lo incomprensible es, ¿por qué solo durante unos minutos? ¿Por qué nos da vergüenza cantar fuera de la ducha, cuando en realidad has oído a tu vecino desafinar bajo el agua tanto como tú? ¿Por qué no nos atrevemos?
¿Por qué nos da miedo sentir y ser felices?