11/3/14

11 de marzo

Hoy, aunque no queramos, toca recordar. Aunque queramos evitarlo, al leer "11 de marzo" en el calendario, sentimos que volvemos a aquel fatídico día. Aunque no queramos, veremos repetidas una y otra vez las imágenes en la televisión y sentiremos como se nos sigue formando un nudo en el estómago. Aunque no queramos, volvemos a revivir el dolor que todos sentimos aquel día.
Por aquel entonces yo era solamente una niña de apenas 10 años, que poco entendía de temas de actualidad, política ni sociedad. Y aquel día sentía que aún entendía menos. No entendía por qué alguien podría querer asesinar a tantas personas inocentes. No veía una razón coherente para truncar las vidas de tanta gente que solo cumplía con su obligación de ir a trabajar o a estudiar. Sus vidas y las de toda la gente cercana, que vieron trastocada su ilusión para siempre. Porque los afectados no son solo fallecidos y heridos, sino todos aquellos que no podrán olvidar a los suyos y a los que también se les arrancó un trocito de vida.
Hoy, que soy algo mayor, me doy cuenta de que esas preguntas no eran solo por mi niñez. Ahora sigo sin entender las razones que pueden llevar a algo así y, supongo, que todo el mundo, tuviera la edad que tuviera, se preguntó lo mismo.
Ahora soy yo la que coge el tren todos los días, y no puedo evitar una punzada al pensar que hubiera ocurrido tal día como hoy. ¿Y si me hubiera pasado a mi? O peor aún, a alguien querido. Creo que no puedo imaginar de una milésima parte del dolor que sentiría. El dolor que sienten ellos.
Por desgracia, es parte ya del pasado, y nada se puede cambiar. Solo deseo que, esta vez si, se cumpla eso de que hay trenes que solo pasan una vez en la vida.