8/2/14

Su ciudad preferida

A Ella le encantaba recorrer sus calles. Amaba pasear por los pliegues de su piel, sentarse a descansar en cada uno de sus lunares y asomarse al mirador de su pecho, para observar desde allí la sonrisa más bonita de toda la manzana. A veces cerraba los ojos y se dejaba mecer por la suave brisa de su respiración. Le gustaba esperar a que cayera la noche, para ver el crepúsculo de sus ojos cuando se quedaba dormido. Y por las mañanas despertar con el canto de sus besos. Disfrutaba sintiéndose turista, como si fuera la primera vez que lo visitase, deteniéndose en cada recoveco y en cada rincón como si fuera nuevo. Y por supuesto, adoraba acercarse lentamente al precipicio de su hombro y gritar un "te quiero" al vacío, para que resonara una y otra vez en el eco de su oído.
Le gustaba con lluvia y con sol. En invierno y en verano. Le gustaba para ir a merendar en cualquier sitio acogedor de su regazo o para salir a quemar la noche y terminar durmiendo en algún portal de sus brazos. Tenía todos los lugares que pudiera necesitar y todos los monumentos que quería visitar. Si pudiera elegir, elegiría quedarse a vivir allí
 para siempre.
Y es que, definitivamente, Él era su ciudad preferida.