26/2/11

¿Fuertes o débiles?



Hay tanta gente a nuestro alrededor que parece ser tan fuerte...Están ahí, al pie del cañón pase lo que pase. Parece que pueden hacer frente a todo y siempre te animan a tirar hacia delante, quitándole hierro al asunto. Para ellas parece que todo es muy sencillo, que no les afecta nada...
Pero ellas también son personas, también sienten y sufren. Ellas también tropiezan y se caen, aunque parezca que no sea tan a menudo.
Por ello hay que estar pendiente, al igual que han hecho ellas antes, para que cuando caigan, tenderles la mano y ayudarles a levantarse. Porque a ellas también les gusta sentirse arropadas y queridas. ¿A quién no le gusta que le devuelvan la sonrisa?
Y es que ni el débil es tan débil como siempre se piensa, ni el fuerte siempre es tan fuerte.

20/2/11

¿Por qué me fallo a mí misma?

Siempre igual. Una vez, y otra, y otra más. De nuevo lo mismo. Estoy cansada de saber que puedo lograrlo, cansada de esforzarme para, al final, ver que no es así. Me prometo mil cosas. Me prometo que mejoraré. Me prometo no ser tan callada. Me prometo no volver a fallar... Me prometo tantas cosas...y sin embargo cumplo tan pocas...
Al parecer soy incapaz de cumplir mis propias promesas. O quizás sea simplemente que me prometo cosas imposibles para mí. Que no me conozco lo suficiente y siempre tengo demasiadas esperanzas de mejorar. Quizás siempre seré la misma tonta. Quizás. Quién sabe.
Parece ser que no soy aquella que creía ser. Siempre pensé que podía con todo, que podría comerme el mundo si quería, pero ahora veo que es el mundo el que me come a mí. Me engulle de un solo bocado, sin darme la oportunidad de defenderme. Sí, será eso, puede que sea demasiado inútil. Demasiado. Tanto que no tengo nunca ni el valor de tirar la toalla. ¿Valentía o estupidez? Siempre pensé en lo primero...pero empiezo a dudar. Puede que todo sea una simple fachada para intentar engañarme a mí misma y no sentirme tan decepcionada.
Quizás deba bajar mis altas expectativas. Quizás no deba apuntar al cielo, sino simplemente al techo de un rascacielos. O incluso algo menor.
Sí, no será lo mismo, pero al menos la caída es menor y el golpe dolerá menos.


13/2/11

Punto...¿y a parte?

Hace poco un amigo me dijo algo que me hizo reflexionar: "Todos no echamos de menos, no hay nadie que no sea indispensable". Parecía una tontería, pero de pronto me di cuenta de la gran verdad que contenía aquella frase.
Nunca me había parado a pensar lo mucho que aportan a nuestra vida todas y cada una de las personas que nos rodean. Y digo TODAS porque es así. Hasta aquella persona con la que no acabas de congeniar, o esa otra a la que no encuentras más que defectos, incluso aquella 'metomentodo' que parece disfrutar haciéndote la vida imposible. Hasta ellas nos aportan algo. Sin ellas nuestras vidas no serían igual. No digo que fuesen mejores ni peores, solo que serían diferentes.
Así que supongo que sí, que hasta a esas personas echaríamos de menos en caso de que no estuviesen con nosotros.
La cuestión es ¿por qué me doy cuenta justo ahora y no antes? Será por este año de despedidas, de fin de etapas, de decir adiós. Será precisamente por ello que he tomado conciencia de que, después de todo, ya hemos reservado un rinconcito en nosotros para todos aquellos que nos rodean, incluso para esas personas de las que he hablado. Y cuando llegue el fin y halla que decir adiós, sentiremos como parte de ese rinconcito queda vacío.
Sólo queda la esperanza de que, como se suele decir, no sea un adiós, sino un hasta luego.

5/2/11

No sé por qué, pero me hace sentir bien...

Hoy ha sido un día un poco extraño...y a la vez especial. Hoy tocaba subirse encima del escenario y mostrar eso por lo que hemos estado trabajando todos estos meses.
Digo que ha sido extraño porque nadie apostaba por que saliese bien. Es más, no ha sido perfecto, pero pese a todo ha sido especial, como siempre.
Creí que todo el esfuerzo iba a ser tirado por la borda, pero me he sorprendido una vez más viendo que no ha sido así. Porque he subido a ese lugar tan especial llamado escenario y he dejado atrás las preocupaciones por cómo iba a salir. Sólo he querido disfrutar. Aprovechar esos minutos en los que dejo de ser yo para convertirme en alguien totalmente distinto. Dejar todo abajo: las preocupaciones, la rutina...TODO, y pensar sólo en lo que hago en ese momento. Y ver las caras de la gente, mirando ese mundo que entre todos estáis creando, y ver que gracias a ti ellos también han dejado de lado sus vidas y preocupaciones por unos instantes para dedicarse a disfrutar. Y, al final, ver como te lo agradecen con algo tan sencillo y a la vez con tanto significado y que te llena tanto: un aplauso. Quizás por eso me gusta el teatro. Porque me deja ser alguien distinto, conocer otros "yo", dejar el mundo a un lado y, sobre todo, hacer que los demás lo dejen conmigo.
Será por eso que salga como salga siempre disfruto actuando y, siempre, cuando bajo del escenario y vuelvo al mundo real, lo hago con cierta nostalgia, por un lado porque ya ha pasado el momento, y por otro porque sé que algo de mí se queda allí, con ese personaje al que digo adiós.
Por ello, gracias a todos por todos estos meses, de ensayos, risas, desesperaciones...Porque solamente todos juntos lo podíamos conseguir. Ya sólo queda esperar a la próxima...para disfrutar una vez más.